A 36 años de su secuestro
Ana Sosa sigue enseñando
En 1976, un día como hoy, era secuestrada Ana Sosa, docente tucumana, pedagoga crítica, luchadora clasista. Era domingo y estaba organizando la fiesta del día del niño para celebrar junto a los hijos de los obreros cañeros. "Allí, en el seno de los más pobres y necesitados, fue de donde la levantaron", dice la psicóloga social Josefina Racedo que fue su compañera en tantas luchas.
Los patrones del Molino Concepción la habían apuntado con su odio selectivo de clase opresora y - como los Blaquier en Libertador - prestaron vehículos y logística para que los esbirros de la dictadura la levantaran y la desaparecieran. La odiaban y la temían porque una maestra con su valentía; que supo unirse con lo más profundo de nuestro pueblo trabajador; que unió la teoría con la práctica; que enfrentó de pie a cada una de las dictaduras que ensangrentaron nuestra patria; que luchó con denuedo contra el golpe de 1976, era peligrosa para las clases dominantes y los intereses imperialistas. Por eso se la llevaron.
Ana Sosa venció a sus secuestradores. Los venció con su silencio en la tortura. Los humilló con la furia de su mirada firme, plena de dignidad y futuro. Fue victoriosa su confianza en la lucha del pueblo. Y triunfó sobre el olvido, la traición y la muerte porque hoy es ejemplo de los que luchamos por la liberación nacional y social. Porque hoy es bandera del torrente de luchas obreras que surca la Argentina desde Tierra del Fuego hasta Jujuy. Y porque el día que la patria sea liberada, que no hayan más explotados ni explotadores, cuando sean libres la escuela y la vida, la fuerza de su sonrisa seguirá siendo el ejemplo en el cual mirarnos. Compañera maestra Ana Sosa, ¡hasta la victoria siempre!
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