Hace 50 días, quizá un poco menos, quizá algo
más, los militantes de la agrupación ROJO y NEGRO - 1° de MAYO, de AGMER, de
toda la provincia de ENTRE RÍOS, tomamos una decisión difícil. Decidimos
presentarnos a las elecciones de representantes docentes en el CGE sin ir a la
cola de los candidatos “celestes”. La unidad que buscamos siempre para la lucha,
y que constantemente nos fue negada (hasta el punto de la “militancia” de la
agrupación Paulo Freire en contra de las movilizaciones decididas en asambleas
de delegados), no podía darse en una lista. No podíamos avalar la idea de que
“todo es lo mismo” y es cambalache, y da igual. No podíamos, después de 4 años
de enorme y militante trabajo en el CGE del equipo conducido por nuestra
compañera docente Susana Cogno, avalar ir a la cola de una lista que planteaba
como ideal volver a las épocas en que para la inmensa mayoría de los docentes
los vocales gremiales eran figuras lejanas, ajenas, inaccesibles, extrañas.
Decidimos entonces tirarnos a la pileta.
Contra todo el aparato de gobierno, contra el Canal 9, El Diario y el UNO, con
el ánimo a medio camino luego de varias derrotas seguidas. Con la incertidumbre
de no saber si con los escasos fondos que pudiéramos juntar, la militancia de
nuestros compañeros en los tiempos robados a la familia, entre trabajo y
trabajo; podríamos recorrer la provincia y hacer llegar a cada escuela nuestra
propuesta. Sabedores de que nos tirarían a matar, como ya lo habían hecho antes,
nos difamarían, y desde el anonimato nos insultarían.
Les jugó en contra. La foto con Urribarri
prometiendo todo, dos días antes de las elecciones. Los agravios contra Susana,
César, Alejandra y Roque. La mentira de llegar a decir que el colectivo
militante Rojo y Negro no es AGMER. La prepotencia de querer desconocer el
trabajo de nuestros vocales gremiales en estos últimos cuatro años. La soberbia
de creer que con el gobierno de su lado eran invencibles. Les jugó en
contra.
Este triunfo, compañeros, sepamos que es
muchísimo más que la revalidación del trabajo de nuestros vocales, lo cual no
sería poco. Este triunfo lleva alegrías múltiples a las escuelas. Levanta
decepcionados. Rompe escepticismos. Derriba mitos. Nos deja lecciones. Este
triunfo se construyó con la coherencia y el coraje de un colectivo que hace 50
días, poco más o menos, decidió que era mejor incluso perder con dignidad que
ganar humillados. Y ganamos con dignidad. ¿Cómo no vamos a estar contentos?
Que en la próxima movilización docente, en la
próxima asamblea, en las aulas y en los concursos y en los talleres, brille
siempre en alto el corazón Rojo y Negro. Que cada uno de los que votó, fue
fiscal, llamó o buscó compañeros, que cada uno sepa que es artífice de este
triunfo. Que cada uno de ellos sepa que ésta vez, a los que no elegimos lo más
fácil sino lo que creemos que es justo; nos tocó ganar. Que el 5 de julio de
2012 sea solamente el comienzo de una nueva historia. La maestra que hace
dedo en la ruta, el profe que separa una pelea en el patio de su escuela, los
estudiantes que caminan los profesorados para llevar algún día el guardapolvo,
los compañeros que corrigen trabajos y preparan sus clases hasta el domingo o
por la noche al volver a casa, y los directivos que la reman para que las
monedas alcancen para que ningún gurí se quede afuera; todos ellos se lo
merecen…
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