jueves, 28 de julio de 2016

 
Ana Sosa: con nosotros… presente
 

Escribe Ana Daneri, nieta de Ana Sosa.

Desde hace un tiempo que trabajo con la palabra y con la imagen pero hoy no encuentro ninguna para expresar lo que siento.
El miércoles al mediodía me escribe un mensaje mi mamá: “Ani contestame, un antropólogo se comunicó con Diego y le dijo que hubo avances”. Un frío me acalambró la panza. Una certeza, una esperanza. Estuvimos especulando toda la noche. Yo sin poder contener las lágrimas con la seguridad de que la pequeña luz de esperanza de pronto se transformaba en un faro en la oscuridad. “La encontramos” le decía a mi vieja, “estoy segura de que la encontramos”.
Me levanté muy temprano y sin sueño a la mañana siguiente. A las 8.30 nos reunimos con el antropólogo en el consultorio de mi mamá. Ella, igual que la noche anterior, trataba de no alimentar falsas esperanzas, se convencía que la cosa parecía muy informal y que sin un juzgado de por medio no le iban a comunicar nada positivo. “Capaz que quieran explicarme cómo trabajan y nada más”, me decía. Pero en el fondo sabíamos que no había otra explicación lógica.
El antropólogo empezó hablando sobre su trabajo en el EAAF pero fue breve y directo. “Una pieza dio resultado positivo con tu mamá” dijo. Miré a mi mamá y le agarré la mano. Las dos llorábamos. “Siempre quise saber, pero ahora que sé, siento que ya sabía,” me dijo después. Nada puede describir mejor la sensación.
Mi mamá cuenta que cada vez que pasaba cerca del Pozo de Vargas le caía una lágrima. Yo estuve dos veces en el lugar. La primera vez en el 2013 durante la inspección ocular por la Megacausa Jefatura- Arsenales II que llevaba el caso de mi abuela y de otras 237 víctimas. La segunda vez fue hace unos meses cuando señalizaron el sitio en diciembre del año pasado. El “Pozo” está ubicado a la vera de las vías del tren en la finca de Vargas cerca de Tafí Viejo. Es un pozo de agua aparentemente construido por los ingleses de unos 3 metros de diámetro y (hasta donde se sabe) 40 metros de profundidad. Hasta la fecha fueron identificados los restos de 78 personas aunque más de 100 esperan aún identificación.
“La tiraron a un pozo” me decía mi vieja llorando. Sí, a un pozo nada menos. Sin velorios, sin despedidas. Como se esconde la basura. Ni se imaginaron que un día los encontrarían. En medio de la nada, en un pozo lleno de escombros, quién los iba a encontrar. “No están ni vivos ni muertos, están desaparecidos” había dicho el genocida Videla allá cuando las atrocidades que habían cometido comenzaban a saberse. Con total descaro nos escupía en la cara esa verdad tan cruda, la del desaparecido. Porque un desaparecido es alguien suspendido en el tiempo, alguien que no puede ni ser fantasma, alguien que no tiene derecho a morir. Porque la muerte es para los vivos, es para los que lloran, para los que no se olvidan. El desaparecido es la incertidumbre. Es la cruel y amarga esperanza. La bronca que culpa, la tristeza sin duelo. Sin cuerpo no hay muerto, dicen algunos…
Después de 40 años, después de más de 14.600 días, 350.400 horas de espera la verdad ha salido a la luz, después de tanto sufrimiento es posible cerrar un círculo infinito. Porque su cuerpo, tirado ahí como un desperdicio, como el cuerpo de tantos otros, emerge con la fuerza de lo irrefutable, de la certeza más absoluta que conocemos los seres humanos. No son desaparecidos, son víctimas del horror que fueron secuestradas, torturadas y asesinadas. Nadie va a poder poner eso en duda. Ana Sosa de Reynaga que fue madre de tres hijos, profesora y militante, fue secuestrada el 8 de agosto del 76 en el día del niño de la Colonia del Ingenio Concepción. Fue privada de su libertad y recluida en el Arsenal Miguel de Azcuénaga, sufrió las más atroces aberraciones y fue asesinada y arrojada al Pozo de Vargas para el ocultamiento de su cuerpo. Eso es lo que en 40 años pudimos reconstruir después de los valientes testimonios de sobrevivientes y la incansable lucha de miles de profesionales y militantes que investigaron, lucharon y llevaron a la justicia lo que pasó. A mí me cuesta creer en los milagros del cielo, pero creo firmemente en los milagros de los hombres, de personas que pueden poner su corazón y todo su cuerpo a la búsqueda de otro. Ese es el milagro, el que se hace posible con el trabajo de muchísimas personas. A ellos, nada más que gracias.

Para Ana, de Ana

Ahora te escribo a vos Ana, que te llamas como yo. O yo me llamo como vos, mejor dicho. No te pude conocer pero te conozco ahora, de grande, cuando me acerco a la edad que tenías, cuando me acerco a tu militancia, a tus ideales. Dicen que nos parecemos. La genética es fuerte y tenemos las mismas facciones, ojos y boca pequeños y cachetes grandes. La piel y el pelo son diferentes, la mía blanca, la tuya morena, mi pelo claro, el tuyo oscuro. Nos gustan cosas parecidas. Como a vos, a mí se me dan las manualidades y el dibujo, habilidades que obviamente se saltearon a la generación de mi mamá. Y las ciencias sociales… aunque haya terminado más cerca de la comunicación. Pero igual, militando.
De chica era poco lo que podía saber de vos: que hacías un postre con duraznos que mi mamá me hace para recordarte, que te gustaba el olor de la cachaza en la ruta al pasar por un Ingenio. Cosas que mi mamá se podía acordar con sus apenas 8 años. De cómo la malcriabas, de cómo le regalabas su ropa nueva para los que más lo necesitaban.
La primera vez que escuché sobre los militares tenía 7 años. En la casa de mi vecina habíamos visto “La noche de los lápices” y no podía entender que eso era real. Ahí me contaron de vos. Que los militares te habían llevado igual que a los chicos de la película. Después de eso me desvelé muchas noches pensando que podían llevarse a mi mamá también. Imaginate que yo tenía casi 8 años…
Hoy tengo casi 30 y pasaron casi 40 desde tu secuestro. En 2013, hace apenas unos pocos años, pudimos tener Justicia. La Megacausa Jefatura Arsenales II condenó a 37 genocidas por crímenes de lesa humanidad, 4 resultaron absueltos. Sabor a poco, sabor a tarde, pero gracias a la justicia ese año también pudimos saber lo que pasó. Diana, Nora y Cristina, las tres que estuvieron con vos en tus últimos días, se animaron a contar lo que vivieron. Sobrevivieron al horror y gracias a ellas pudimos unir los pedacitos de historia para saber la verdad. Y hablaron de lo gran persona que eras, de cómo les dabas fuerzas y esperanzas. Cristina todavía tiene el tejido que le hiciste en cautiverio, lo guarda y no quiere dárselo ni a tus hijos. Gracias a ellas puedo saber cómo fueron esos meses desde agosto hasta octubre. Puedo saber aunque no pueda nunca imaginármelo. El frío, el hambre, las torturas, los gritos, los disparos… Son cosas que sentada en mi casa, al calor de la estufa en pleno julio, me parecen imposibles. Y sin embargo ahí estabas, dando ánimos a otros que estaban igual que vos. Cristina nos contó también que cuando escuchaban que cerraban la puerta se sacaban la venda y charlaban. A veces, dijo, hasta se animaban a cantar. Lucho era el cantor, le gustaba el folklore. Trini y Nora lloraban. Enrique hablaba de su bebé recién nacido y vos de Lucía, Esteban y Diego.
¿Cuáles habrán sido tus últimas palabras?, ¿tus últimos pensamientos? Seguramente tus hijos. Hoy te harían orgullosa. Mi mamá, Lucía, es una mujer fuerte. Tiene lágrima fácil como yo pero pudo salir adelante contra viento y marea y armarse una familia y una carrera. Eso sí, es una persona un poco obsesiva, le gusta trabajar sin descanso. Mis tíos, Esteban y Diego son como mis hermanos mayores. Diego es un poco “para adentro”, se guarda lo que le pasa, al revés que mi mamá. Y tiene un carácter…pero también tiene un corazón gigante. Es el que primero salió a las calles a pedir justicia, el que movió la causa de principio a fin. Esteban es una persona muy cariñosa, le gusta tocar las orejas de la gente. Vive lejos pero no se nota. Y tenés tres nietas, la Popi, mi hermana, la Júlia, mi primita, y yo, Anita. Qué te digo de la Popi, todo lo vive a flor de piel, la alegría, el entusiasmo pero también el mal humor. También le gustan las ciencias sociales y dice que quiere ser como vos. La Júlia acaba de sumarse a la familia. Hace poco cumplió un añito y es hermosa. Glotona como ella sola, todo quiere comer y le encanta el pan, como a mí.
El año pasado comencé a buscarte en las historias de quienes te conocieron. Me dijeron que eras brillante, una persona que odiaba las estructuras y no tenía problemas en decir lo que se le venía a la cabeza. “Lo tengo acá, en el culo” decías mientras te señalabas la cabeza. Casi puedo imaginarte. Hablando sobre Mao y la lucha de clases. Soñando con un mundo sin opresión, sin desigualdad. Hace unos días te encontramos. Te tiraron a un pozo y seguro creyeron que nunca te íbamos a encontrar. Pero en estos 40 años hubo mucha gente que no se rindió. Muchos que dedicaron su vida a la Memoria, la Verdad y la Justicia. Cuando los creían loc@s marcharon por las plazas, juntaron pruebas y gritaron “Nunca Más” en cada rincón de la Argentina y del mundo.
Este 8 de agosto por primera vez no vamos a decir que estás desaparecida. Vamos a recordarte como cada año pero ahora tu cuerpo va a descansar con nosotros. Por fin, ese destino final que solo tus asesinos conocían ya no será su propiedad.

miércoles, 3 de abril de 2013

Cuadernillo para el aula

Sin Malvinas no hay patriaHaciendo clic sobre la imagen se puede acceder al cuadernillo, descargarlo e imprimirlo para utilizarlo en el aula.

domingo, 24 de marzo de 2013

Todos a marchar por los Derechos Humanos de ayer y de hoy

Foto: Acto frente a Casa de Gobierno el 24 de marzo de 2012

Este 24 de marzo concentramos a las 18,30 en Irigoyen y Carbó para marchar junto al Encuentro por los Derechos Humanos de Ayer y de Hoy. Una vez más llenaremos las calles contra la impunidad de los crímenes del pasado y exigiendo que en el presente se hagan efectivos las libertades democráticas y derechos populares.

Desde nuestra agrupación reafirmamos el compromiso que manifestamos en un documento publicado en marzo de 2011:

 "No es casual que entre los treinta mil desaparecidos figure una larga lista de docentes como Marina Vilte, Isauro Arancibia, Eduardo Requena y Ana Sosa, por nombrar algunos. Los golpes de la dictadura, como el proyectil que en 2007 asesinó a Carlos Fuentealba, fueron selectivos. La dictadura, servil a los monopolios y los imperialismos era consciente de que para frustrar todo proyecto de Nación independiente necesitaba destruir su educación pública.

El nombre de Ana Sosa, docente tucumana desaparecida, enarbolado por nuestra agrupación habla de nuestro compromiso en la lucha por una escuela al servicio de la liberación de nuestro pueblo; lucha que debe darse dentro del aula y también en la calles.

Sostenemos que la independencia de la patria necesita ir unida a una real justicia social; con los niños y jóvenes en las aulas, no en las esquinas limpiando parabrisas, ni en los pasillos de los barrios, víctimas del paco; con escuelas en condiciones de albergar a la comunidad educativa y de cumplir su función educadora; con trabajadores de la educación bien pagos y no con sueldos de pobreza; y con auténtica soberanía pedagógica, no con planes de estudio armados a gusto y paladar de las clases dominantes y con reformas impuestas e improvisadas que no tienen en cuenta nuestras verdaderas necesidades.

Mientras persistan los efectos de las políticas implementadas por la pasada dictadura; mientras sigan vigentes la impunidad y la represión; mientras nuestra economía y nuestro aparato productivo estén al servicio de los monopolios y las potencias imperialistas; mientras se siga pagando esa otra nefasta herencia de la dictadura, la ilegítima e ilegal deuda externa; mientras las políticas implementadas por nuestros gobiernos nacional y provincial se mantengan privilegiando la concentración de las tierras y las riquezas en pocas manos de ricos cada vez más ricos y dejando al pueblo cada vez más pobre; mientras esas políticas se mantengan, estaremos cada vez más lejos de una nación libre, justa, independiente y soberana.

Pero sabemos que es posible; porque es necesario y porque confiamos en las fuerzas y la voluntad del pueblo y los trabajadores argentinos; porque sabemos que se puede luchar por una escuela al servicio de nuestra patria y nuestro pueblo; porque vemos cada día miles de trabajadores de la educación avanzando en la misma lucha. Por ello estamos hoy presentes, recordando orgullosos a nuestros caídos, avanzando y marchando juntos, para que no sigan impunes los crímenes del pasado y se hagan efectivos en el presente las libertades democráticas y derechos populares. Este es nuestro compromiso en la Agrupación Ana Sosa".

(Cartilla de actividades: "24 de marzo, Día de la Memoria por la Verdad y la Justicia", Agrupación Ana Sosa)

miércoles, 8 de agosto de 2012

Ana Sosa sigue enseñando


A 36 años de su secuestro

Ana Sosa sigue enseñando 


En 1976, un día como hoy, era secuestrada Ana Sosa, docente tucumana, pedagoga crítica, luchadora clasista. Era domingo y estaba organizando la fiesta del día del niño para celebrar junto a los hijos de los obreros cañeros. "Allí, en el seno de los más pobres y necesitados, fue de donde la levantaron", dice la psicóloga social Josefina Racedo que fue su compañera en tantas luchas.

Los patrones del Molino Concepción la habían apuntado con su odio selectivo de clase opresora y - como los Blaquier en Libertador - prestaron vehículos y logística para que los esbirros de la dictadura la levantaran y la desaparecieran. La odiaban y la temían porque una maestra con su valentía; que supo unirse con lo más profundo de nuestro pueblo trabajador; que unió la teoría con la práctica; que enfrentó de pie a cada una de las dictaduras que ensangrentaron nuestra patria; que luchó con denuedo contra el golpe de 1976, era peligrosa para las clases dominantes y los intereses imperialistas. Por eso se la llevaron.

Ana Sosa venció a sus secuestradores. Los venció con su silencio en la tortura. Los humilló con la furia de su mirada firme, plena de dignidad y futuro. Fue victoriosa su confianza en la lucha del pueblo. Y triunfó sobre el olvido, la traición y la muerte porque hoy es ejemplo de los que luchamos por la liberación nacional y social. Porque hoy es bandera del torrente de luchas obreras que surca la Argentina desde Tierra del Fuego hasta Jujuy. Y porque el día que la patria sea liberada, que no hayan más explotados ni explotadores, cuando sean libres la escuela y la vida, la fuerza de su sonrisa seguirá siendo el ejemplo en el cual mirarnos. Compañera maestra Ana Sosa, ¡hasta la victoria siempre!

domingo, 8 de julio de 2012

Un poco de alegría para tanta escuela



Hace 50 días, quizá un poco menos, quizá algo más, los militantes de la agrupación ROJO y NEGRO - 1° de MAYO, de AGMER, de toda la provincia de ENTRE RÍOS, tomamos una decisión difícil. Decidimos presentarnos a las elecciones de representantes docentes en el CGE sin ir a la cola de los candidatos “celestes”. La unidad que buscamos siempre para la lucha, y que constantemente nos fue negada (hasta el punto de la “militancia” de la agrupación Paulo Freire en contra de las movilizaciones decididas en asambleas de delegados), no podía darse en una lista. No podíamos avalar la idea de que “todo es lo mismo” y es cambalache, y da igual. No podíamos, después de 4 años de enorme y militante trabajo en el CGE del equipo conducido por nuestra compañera docente Susana Cogno, avalar ir a la cola de una lista que planteaba como ideal volver a las épocas en que para la inmensa mayoría de los docentes los vocales gremiales eran figuras lejanas, ajenas, inaccesibles, extrañas.

Decidimos entonces tirarnos a la pileta. Contra todo el aparato de gobierno, contra el Canal 9, El Diario y el UNO, con el ánimo a medio camino luego de varias derrotas seguidas. Con la incertidumbre de no saber si con los escasos fondos que pudiéramos juntar, la militancia de nuestros compañeros en los tiempos robados a la familia, entre trabajo y trabajo; podríamos recorrer la provincia y hacer llegar a cada escuela nuestra propuesta. Sabedores de que nos tirarían a matar, como ya lo habían hecho antes, nos difamarían, y desde el anonimato nos insultarían.

Les jugó en contra. La foto con Urribarri prometiendo todo, dos días antes de las elecciones. Los agravios contra Susana, César, Alejandra y Roque. La mentira de llegar a decir que el colectivo militante Rojo y Negro no es AGMER. La prepotencia de querer desconocer el trabajo de nuestros vocales gremiales en estos últimos cuatro años. La soberbia de creer que con el gobierno de su lado eran  invencibles. Les jugó en contra.

Este triunfo, compañeros, sepamos que es muchísimo más que la revalidación del trabajo de nuestros vocales, lo cual no sería poco. Este triunfo lleva alegrías múltiples a las escuelas. Levanta decepcionados. Rompe escepticismos. Derriba mitos. Nos deja lecciones. Este triunfo se construyó con la coherencia y el coraje de un colectivo que hace 50 días, poco más o menos, decidió que era mejor incluso perder con dignidad que ganar humillados. Y ganamos con dignidad. ¿Cómo no vamos a estar contentos?

Que en la próxima movilización docente, en la próxima asamblea, en las aulas y en los concursos y en los talleres, brille siempre en alto el corazón Rojo y Negro. Que cada uno de los que votó, fue fiscal, llamó o buscó compañeros, que cada uno sepa que es artífice de este triunfo. Que cada uno de ellos sepa que ésta vez, a los que no elegimos lo más fácil sino lo que creemos que es justo; nos tocó ganar. Que el 5 de julio de 2012 sea solamente el comienzo de una nueva historia. La maestra que hace dedo en la ruta, el profe que separa una pelea en el patio de su escuela, los estudiantes que caminan los profesorados para llevar algún día el guardapolvo, los compañeros que corrigen trabajos y preparan sus clases hasta el domingo o por la noche al volver a casa, y los directivos que la reman para que las monedas alcancen para que ningún gurí se quede afuera; todos ellos se lo merecen…