
Se cumplen 35 años de aquel 8 de agosto en que la dictadura sangrienta secuestraba a una de las mejores hijas de nuestro pueblo, la trabajadora de la educación Ana Sosa.
Ana fue un ejemplo de militancia a favor del pueblo y los trabajadores. Como docente, desde su cátedra de Ciencias de la Educación fue consecuente con la lucha por una concepción pedagógica que no sea reproductora de la ideología dominante.
Estaba organizando la fiesta del día del Niño para celebrar junto con los hijos de los trabajadores cañeros, cuando fue secuestrada. Las clases dominantes de su provincia la temieron y la odiaron, como temen y odian al pueblo cuando se organiza y se pone de pie. Como los Blaquier en la noche del Apagón y en los asesinatos de la semana pasada; los patrones del Ingenio Concepción pusieron sus vehículos al servicio del grupo de tareas que la secuestró.
Nos llena de orgullo tomar su nombre para nuestra agrupación docente. Este 8 de agosto, en el aniversario de su secuestro y con los docentes entrerrianos en pie de lucha, ganando las calles y denunciando la miseria a la que el gobierno urrikirchnerista condena a la escuela pública, la recordamos más viva que nunca. Más viva que sus captores. Más viva que los opresores. Porque, como Carlos Fuentealba, Mariano Ferreyra, Roberto López, Mártires López, Juan José Velázquez, Ariel Farfán y Félix Reyes, ella vive en nuestra lucha.
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