
Para que Urribarri se entere
La garantía es nuestra lucha unidos
Acá estamos los que jamás nos resignamos. Los que sostenemos la escuela pública con nuestro compromiso en el aula y en la calle. Los que nos mantenemos de pie aunque el urrikirchnerismo apele a la represión más ruin y baja: el descuento a nuestros empobrecidos bolsilos. Su concepción de democracia nos quiere disciplinados, sumisos, callados y obedientes aunque después llenen sus bocas indignas con conceptos como “participación”, “pluralismo” o “irrupción a la política”. No lograrán callarnos. Luchamos hasta la victoria y jamás aflojamos. Somos herederos de la dignidad guaraní, charrúa, chaná, minuán. Nos alimenta la tierra del gaucho Antonio Rivero, Bartolomé Zapata y José Artigas. Nos mece la guitarra rebelde del Zurdo Martínez. Y nos sotiene nuestra historia de defensa del federalismo y la libertad.
Urribarri se saca fotos de ciencia ficción en Tecnópolis, con ese concepto de una ciencia útil a los monopolios que expolian las riquezas de los argentinos; mientras en nuestras escuelas hacen estragos el frío, las goteras, el hambre y la escasez de tizas y lavandina. Faltan proteínas, falta calcio, falta hierro, faltan vitaminas en los platos de nuestros alumnos que con 2,50 diarios deben bancarse el frío y estar en condiciones de aprender para transformar la naturaleza y la sociedad. Esa es la vida cotidiana de nuestra provincia, que no se ve en las muestras de los megaeventos, en los afiches fotoshopeados ni en los medios cooptados por la facturación oficial.
Aunque lo sepan, no les importa el temor de las madres de nuestros alumnos, que los obligan a encerrarse en sus casas porque en los barrios la droga acecha con su captación cada vez más agresiva y la complicidad de las autoridades. Esta realidad es la que estalla en nuestros aulas en forma de desgano, falta de motivaciones, desesperanza o violencia escolar.
No sólo estamos hartos, sino que además es un atentado contra la educación pública que nos veamos obligados a pasar el día recorriendo escuelas, saltando de colectivo en colectivo para llegar un poco más cerca de la canasta. Es un costo que pagamos con nuestro cansancio y con nuestra salud. La misma energía con la que trabajamos es la que ponemos en juego para exigir un salario acorde a la canasta familiar.
Sostenemos que nuestra lucha unidos es el camino para lograrlo. Estamos cada vez más cerca, nuestra voluntad nos da esa confianza. Esta es la fuerza con que conquistaremos una escuela al servicio del pueblo entrerriano; un presupuesto educativo que responda a nuestras necesidades y un mañana de justicia, libertad, soberanía e independencia. ¡Fuerza, compañeros trabajadores de la educación!. ¡El hoy es nuestro!