jueves, 11 de agosto de 2011

Para que Urribarri se entere

Para que Urribarri se entere


La garantía es nuestra lucha unidos


Acá estamos los que jamás nos resignamos. Los que sostenemos la escuela pública con nuestro compromiso en el aula y en la calle. Los que nos mantenemos de pie aunque el urrikirchnerismo apele a la represión más ruin y baja: el descuento a nuestros empobrecidos bolsilos. Su concepción de democracia nos quiere disciplinados, sumisos, callados y obedientes aunque después llenen sus bocas indignas con conceptos como “participación”, “pluralismo” o “irrupción a la política”. No lograrán callarnos. Luchamos hasta la victoria y jamás aflojamos. Somos herederos de la dignidad guaraní, charrúa, chaná, minuán. Nos alimenta la tierra del gaucho Antonio Rivero, Bartolomé Zapata y José Artigas. Nos mece la guitarra rebelde del Zurdo Martínez. Y nos sotiene nuestra historia de defensa del federalismo y la libertad.


Urribarri se saca fotos de ciencia ficción en Tecnópolis, con ese concepto de una ciencia útil a los monopolios que expolian las riquezas de los argentinos; mientras en nuestras escuelas hacen estragos el frío, las goteras, el hambre y la escasez de tizas y lavandina. Faltan proteínas, falta calcio, falta hierro, faltan vitaminas en los platos de nuestros alumnos que con 2,50 diarios deben bancarse el frío y estar en condiciones de aprender para transformar la naturaleza y la sociedad. Esa es la vida cotidiana de nuestra provincia, que no se ve en las muestras de los megaeventos, en los afiches fotoshopeados ni en los medios cooptados por la facturación oficial.


Aunque lo sepan, no les importa el temor de las madres de nuestros alumnos, que los obligan a encerrarse en sus casas porque en los barrios la droga acecha con su captación cada vez más agresiva y la complicidad de las autoridades. Esta realidad es la que estalla en nuestros aulas en forma de desgano, falta de motivaciones, desesperanza o violencia escolar.


No sólo estamos hartos, sino que además es un atentado contra la educación pública que nos veamos obligados a pasar el día recorriendo escuelas, saltando de colectivo en colectivo para llegar un poco más cerca de la canasta. Es un costo que pagamos con nuestro cansancio y con nuestra salud. La misma energía con la que trabajamos es la que ponemos en juego para exigir un salario acorde a la canasta familiar.


Sostenemos que nuestra lucha unidos es el camino para lograrlo. Estamos cada vez más cerca, nuestra voluntad nos da esa confianza. Esta es la fuerza con que conquistaremos una escuela al servicio del pueblo entrerriano; un presupuesto educativo que responda a nuestras necesidades y un mañana de justicia, libertad, soberanía e independencia. ¡Fuerza, compañeros trabajadores de la educación!. ¡El hoy es nuestro!

La garantía es nuestra lucha unidos






viernes, 5 de agosto de 2011

A 35 años del secuestro de la docente Ana Sosa

Se cumplen 35 años de aquel 8 de agosto en que la dictadura sangrienta secuestraba a una de las mejores hijas de nuestro pueblo, la trabajadora de la educación Ana Sosa.

Ana fue un ejemplo de militancia a favor del pueblo y los trabajadores. Como docente, desde su cátedra de Ciencias de la Educación fue consecuente con la lucha por una concepción pedagógica que no sea reproductora de la ideología dominante.

Estaba organizando la fiesta del día del Niño para celebrar junto con los hijos de los trabajadores cañeros, cuando fue secuestrada. Las clases dominantes de su provincia la temieron y la odiaron, como temen y odian al pueblo cuando se organiza y se pone de pie. Como los Blaquier en la noche del Apagón y en los asesinatos de la semana pasada; los patrones del Ingenio Concepción pusieron sus vehículos al servicio del grupo de tareas que la secuestró.

Nos llena de orgullo tomar su nombre para nuestra agrupación docente. Este 8 de agosto, en el aniversario de su secuestro y con los docentes entrerrianos en pie de lucha, ganando las calles y denunciando la miseria a la que el gobierno urrikirchnerista condena a la escuela pública, la recordamos más viva que nunca. Más viva que sus captores. Más viva que los opresores. Porque, como Carlos Fuentealba, Mariano Ferreyra, Roberto López, Mártires López, Juan José Velázquez, Ariel Farfán y Félix Reyes, ella vive en nuestra lucha.