
La democracia formal se ha transformado en un espectáculo tan miserable como lamentable. No se puede llamar “elección” a la encerrona que generan las distintas opciones de “gobernabilidad” y de “gestión” de la crisis que ellos mismos han engendrado y que profundizan arrodillados detrás de las grandes potencias que sufren el estallido del capitalismo.
Ningún cambio profundo se va a lograr agachando la cabeza, entregando la dignidad y sólo yendo a votar, y mucho menos cuando las opciones son matices de lo mismo. Sólo la organización popular amplia y democrática, el fortalecimiento de la conciencia política y la lucha sin treguas logrará las transformaciones necesarias, tal como lo vienen demostrando, en Argentina los movimientos de fabricas recuperadas, las conquistas parciales de organizaciones campesinas, la movilización popular para exigir castigo a los crimenes de lesa humanidad y contra la criminalización de las luchas populares y en Nuestra América, los obreros de la ex Sidor en Venezuela y los movimientos campesinos, indígenas y populares en Bolivia y en el Perú.
Sólo la coordinación popular y el combate por un federalismo auténtico nos abrirán nuevos caminos y nuevas oportunidades en la lucha por la emancipación social.
Sólo en la convicción de que los sectores del pueblo debemos dar la lucha por nosostros mismos y la acción directa generalizada evitarán que la crisis del capitalismo la paguen los de abajo. Sólo la profundización de la unidad y de la lucha del campo popular, a nivel provincial, nacional y sudamericano, nos acercará a un Bicentenario sin hambre y sin miseria, y a una posibilidad cierta de generar, entre todos los que luchan, una Alternativa Bolivariana, Artiguista y revolucionaria para la liberación de los pueblos de Nuestra América.
Ningún cambio profundo se va a lograr agachando la cabeza, entregando la dignidad y sólo yendo a votar, y mucho menos cuando las opciones son matices de lo mismo. Sólo la organización popular amplia y democrática, el fortalecimiento de la conciencia política y la lucha sin treguas logrará las transformaciones necesarias, tal como lo vienen demostrando, en Argentina los movimientos de fabricas recuperadas, las conquistas parciales de organizaciones campesinas, la movilización popular para exigir castigo a los crimenes de lesa humanidad y contra la criminalización de las luchas populares y en Nuestra América, los obreros de la ex Sidor en Venezuela y los movimientos campesinos, indígenas y populares en Bolivia y en el Perú.
Sólo la coordinación popular y el combate por un federalismo auténtico nos abrirán nuevos caminos y nuevas oportunidades en la lucha por la emancipación social.
Sólo en la convicción de que los sectores del pueblo debemos dar la lucha por nosostros mismos y la acción directa generalizada evitarán que la crisis del capitalismo la paguen los de abajo. Sólo la profundización de la unidad y de la lucha del campo popular, a nivel provincial, nacional y sudamericano, nos acercará a un Bicentenario sin hambre y sin miseria, y a una posibilidad cierta de generar, entre todos los que luchan, una Alternativa Bolivariana, Artiguista y revolucionaria para la liberación de los pueblos de Nuestra América.

Sólo la reapropiación de lo que es nuestro -en todos los sentidos- nos liberará del viejo y del nuevo colonialismo.
El pueblo entrerriano tiene un programa de cambio y transformación -que suscribieron distintos sectores populares este 1ro. de Mayo de 2009- y que no entra en las urnas de estas elecciones de cancha embarrada Esta propuesta se potencia junto a otras:
- Devolución de los más de 11 mil millones de pesos que entre los años 2.003 al 2.007 que la Nación se ha quedado de la coparticipación federal de impuestos que le corresponde a Entre Ríos. - Entrerrianización y federalización de la tierra, la riqueza, el trabajo, la educación y la cultura, con una reforma agraria popular y solidaria, agricultura con agricultores y economía social sustentable y diversificada , que apunte, urgentemente, a la soberanía alimentaria de nuestro pueblo.
- Asignación universal por hijo, aumento para los planes sociales a mínimo de $ 550. Jubilaciones y pensiones al 82% real y efectivo.
- Seguro de empleo y formación actualizado, como parte de una política de un ingreso digno y garantizado para todos.
- Universalización, pago en tiempo y aumento en las becas de estudios, en todos los niveles. Trabajo pleno con aumento salarial al costo de la canasta familiar ($4.000) y blanqueo total, para que trabajemos todos pero menos y no para que vivamos para trabajar y sólo sobrevivamos, mientras algunos viven a costillas del pueblo.
- Defensa y fortalecimiento del mercado local y de las pequeñas y medianas empresas verdaderamente nacionales.
- Repudio y no pago de la deuda externa, siguiendo el ejemplo de los hermanos de Ecuador. Reforma tributaria y rebaja del IVA a la canasta familiar básica y los medicamentos.
- Justicia independiente y libertad para los que luchan.
Las “instituciones democráticas” están corrompidas y agonizan. Muchos políticos oligarcas se han enriquecido con la política y deshonran nuestra tierra y nuestra historia, y trampean y condenan al pueblo pobre a la miseria, a la explotación, a la precariedad de la vida, a comer basura y a vivir de y en ella, y a la subsistencia como se pueda.
Por todo ésto, y más que nunca reafirmamos fuertemente: QUE LAS URNAS NO DIVIDAN LO QUE LAS CALLES Y LA LUCHA VIENEN UNIENDO, Y QUE SÓLO EL PUEBLO, LUCHANDO, SALVARÁ AL PUEBLO.